acrílico sobre lienzo
Para poder asimilar las mas horrendas realidades el ser humano posee un sinfín de mecanismos de defensa, para poder asimilar aquello que nos aflige o nos perturba, es el caso de esta pintura en particular, fue la catarsis para escapar a una realidad ineludible, como siempre lo pensaba, la crónica de una muerte anunciada, aquella muerta era la de mi papa.
Luego de unos largos estudios médicos, a mi padre se le diagnostico cáncer en especial en un riñón, mi mama y yo acompañamos a mi papa el día que los estudios delataron tan terrible diagnostico, el doctor hablo con una serie de palabras técnicas en donde el cáncer se había alojado y dijo la parte especifica de donde se alojo, el nefrón, el nefrón pensé, que será eso, en que parte estará, me anime y le pregunte al doctor que era el nefrón?, al momento procedió a mostrarme las imágenes de las tomografías a las que mi papa se había sometido y visualice un horroroso paisaje en altos contrastes de blanco y negro con un millón de tonos grises, se observaba perfectamente al maligno, el doctor me indico cual era el nefrón y para mí no era más que una maraña de venas y arterias como árboles secos, retorcidos, lúgubres, tenebrosos, oscuro, negro.
Esas imagines me persiguieron por un tiempo atormentándome en cada cerrar de ojos como prueba inexorable de aquello que debería pasar y que paso.
Solo me quedo poder transformar ese tétrico paisaje blanco y negro en un paisaje un poco más alegre, no terrenal, con mas color, a la pintura solo la llame Nefro el árbol azul…