Miro esta fotografía y recuerdo que fue tomada en el mes de julio hace muchos años atrás en una tarde fría y gris, para mí fue una de las tardes mas frías de ese año, simultáneamente que la foto me era tomada, moría mi tía Margarita en uno de los sanatorios mas onerosos de aquel entonces, presa de un cáncer terminal, corrían las 17:10 pm y recibo una llamada de mi mama diciéndome que vaya a casa y busque ropa negra, mi mama me dijo tu tía ya se fue, yo poco distraído le pregunte, a donde?... se murió, me contesto histérica con voz quebrada, secuestrada por una crisis nerviosa. A las 19:30 toda mi familia y yo estábamos ya en el velorio, los salones estaban atestados de parientes, amigos, conocidos, y cepilleros de la familia. Nos acercamos para saludar a los padres de mi tía, y me llamo muchísimo la atención lo que le dijo mi mama a la mama de Margarita,…tía! que linda esta Margarita… que linda esta; yo me dije en la cabeza, como puede estar linda un cadáver con la piel maquillada en un tono rosado simulando hacer lucir blanca la piel de Margarita ya que en realidad Margarita era trigueña y más aun con el transcurrir de las horas y cuando la noche se adentraba a la madrugada y posteriormente el amanecer su piel de aquel maquillado rosado se transmutaba en subidos tonos de ocre, el olor era insoportable, no solo para mi si no para muchos asistentes que encontraban repulsivo la fétida combinación a muerte, cáncer, perfumes de vieja y de cientos de orquídeas; flor favorita de Margarita. Cuanto más amanecía, más insostenible era respirar, hacia un frio de mil demonios, era horrible; fue como si alguien te frotara la espalda con hielo o que mastiques tierra. Yo jamás me atreví a observar el rostro de Margarita….solo me animaba a mirar sus manos y parte de su cuerpo, me daba cuenta que el cáncer había hecho estragos en su cuerpo; ya que en vida fue una mujer de generosas proporciones y de una altura considerable. Ese día pensé muchísimo en la muerte y en lo que le pasaría a nuestros cuerpos inertes en un cajón, me imaginaba a Margarita en su féretro, muerta en un panteón frio y enmohecido, su escaso cabello culpa de la quimio desprendiéndose de su cráneo, su cráneo repleto de larvas, sus pechos sin pezones, su vientre abultado pudriéndose, su piel pasando de una coloración ocre a una verdosa, luego violácea y por ultimo negra, con un olor indescriptible, seria irreconocible pensé. A la mañana siguiente, termino todo, luego de una misa que asistí obligado pues ya no aguantaba más convivir con la muerte, Margarita fue encerrada por la eternidad en un claustro de mármol gris del panteón que pertenece a la familia de su viudo Jorge, el tuvo un ataque de pánico al ver que encerraban a Margarita, y junto a María y Carlos…sus hijos, empezaron a llorar a gritos hasta alejarse del cementerio y tratar de volver a la vida cotidiana, al día día pero ya sin Margarita. Mi familia y yo volvimos a casa, yo volví sin nunca atreverme a dos cosas, la primera…ver la cara a Margarita y la segunda….no tener coraje de preguntar a mi mama por que dijo que Margarita estaba linda en su cajón rodeada de orquídeas.
Enmanuel López Genes